Se dice que en la Edad Media los reyes de León pasaban largas estancias por estas tierras, disfrutando de la caza o la pesca y de la placentera sensación de estar alejados de la cotidianidad de la Corte. Para ellos era un lugar para el descanso y la evasión, por eso, hay quién dice que de ahí viene el dicho «Estar en Babia«.
Todos entendemos que «estar en Babia» es pensar en un lugar idílico para evadirnos de una realidad que no nos gusta, aparentar ausencia ante una situación incómoda o simplemente transportarnos a otro sitio con la imaginación. Si conoces Babia, todo esto es más fácil.
Cuando hablo de «mi pueblo» me refiero a Truebano, un pequeño núcleo rural situado en la Comarca de Babia, en la provincia de León. La componen unos 14 pueblos pertenecientes a dos ayuntamientos, Cabrillanes y San Emiliano. Enmarcada en la parte occidental de la Cordillera Cantábrica, desde 2004 está declarada Reserva de la Biosfera, por lo que ya imaginareis las maravillas de la naturaleza que tiene este precioso entorno. Para más detalles, podéis consultar la página web de la Asociación Estas en Babia, que hace una gran labor y ofrece información variada.
«Estar en Babia» es estar en un espacio Natural privilegiado, para entenderlo mejor os animo a visitar la Casa del Parque de Babia y Luna, en Riolago, situada en el palacio de Quiñones. Aula de interpretación de la naturaleza y la etnografía de la zona. Allí aprendí cosas tan curiosas como de donde viene la nana «cinco lobitos tiene la loba, cinco lobitos detrás de la escoba…», la «escoba» es la planta también llamada «piorno» detrás de la cual se escondían los lobos. Esto quizá ya lo sabíais, pero a mi me resultó muy curioso 🙂
Este no es un post común en el que hablo de turismo cultural, pues me gustaría mostraros mi percepción personal de Babia, una comarca que también me ha visto crecer.
Desde que era muy pequeña iba con mis padres y mi hermana «al pueblo», aprovechábamos la época estival, los puentes o las vacaciones del curso escolar. Tanto en invierno como en verano (es una zona preciosa en cualquier epoca del año 🙂 ) nada más subirme al coche estaba deseando llegar a la provincia de León para poder ver las altas montañas rocosas características del paisaje, la ilusión me duraba todo el trayecto (y el camino desde Soria es largo…largo…). En cuanto veía a lo lejos las montañas ya sabía que nos aproximábamos al embalse de los Barrios de Luna, entonces, aunque todavía era muy niña, desde que supe que debajo del pantano había pueblos sumergidos no dejaba de pensar cómo serían, o qué pasaría con sus gentes…»Distintas formas de mirar el agua»… 😉
Cuando llegábamos al pueblo saludábamos a los vecinos, y como casi siempre, compartíamos los días con la familia, todo eran besos, abrazos (mi abuela siempre nos da fuertes besos y abrazos, por si queremos escaparnos supongo 😉 ) y alegría. Ya estábamos en Babia.
En seguida, con mis primas planeábamos nuestras salidas para jugar con los demás niños y niñas. De hecho, es muy curioso porque «la casa del pueblo», la de mis abuelos, es una vivienda centenaria, sigue el tipo de construcción tradicional (paredes de piedra, tejado de pizarra, divida en dos instancias: la inferior para el ganado y la bodega; la superior destinada a las habitaciones y espacios comunes de la casa) y no tiene timbre, de manera que si algún vecino nos llamaba tenía que hacerlo a voces.
Entonces el pueblo tenía mucha vida. Recuerdo cuando mi abuela traía la leche de las vacas del pueblo, entonces la leche era de verdad y se compraba a una vecina (es una zona ganadera principalmente). Todavía puedo saborear las tostadas de nata, o el olor de la leche al calentarse. Hoy, aunque todo ha cambiado mucho, el progreso dicen, todavía puedo sentir ese olor cuando me levanto por las mañanas. También recuerdo que había conejos, y que los gallos nos despertaban al amanecer, ese si que era un buen despertador. Todo allí era alegría, estaba con mi familia en un lugar de ensueño, el paraíso natural lo llamo yo.
La infancia es maravillosa: jugar, reír, a veces llorar (uno se puede hacer rasguños de vez en cuando 😉 ) y compartir. En Babía es uno de los lugares donde aprendí a compartir, y supe lo gratificante que es. En una casa en la que convivíamos toda la familia (por suerte somos una familia muy amplia y a todos nos gusta ir al pueblo 😉 ) había que compartir cada día la cama (qué divertido cuando dormíamos todas las primas juntas), la mesa, la ropa… el tiempo.
Cuando recuerdo mi infancia no puedo evitar sonreír. No había fronteras para la imaginación, incluso hacíamos jarrones con los «enamorados», jugábamos a las «comiditas» con las plantas, inventábamos juegos, o simplemente subíamos al monte más cercano. En la ciudad el juego también era muy divertido, pero el pueblo era diferente. Y ¡qué alegría ver a los amigos!, aunque notásemos más el paso del tiempo ya que nos veíamos poco, a la hora de jugar, nada había cambiado.
Ahora, «de mayor», me sigue encantado visitar Babia y lo hago siempre que puedo para estar con mi abuela, charlar con los lugareños, encontrarme con la naturaleza, la Historia… compartir del tiempo…
Con una mirada adulta, puedo apreciar la particularidad del entorno. La riqueza natural de la comarca es evidente, pero aunque más desconocida, este rincón de la provincia de León guarda una Historia y una Etnología únicas.
Me gustaría ver de nuevo estos pueblos llenos de vida, poner en valor toda la riqueza que esconden, fomentar el desarrollo sostenible que tan ligado va a los Espacios Naturales. En conclusión, mostrar la Cultura que hay en Babia junto a las actividades primarias características del lugar. Ojalá algún día pueda mostrar todo lo que veo, todo lo que siento en lo referente al Patrimonio rural.
Para que estar en Babia, sea por siempre «estar en Babia» y que el supuesto progreso no lo impida porque, a veces, la evolución es retroceso. Se deben mantener las especificidades de los entornos, valorarlos y protegerlos.
Espero que todos los pueblos sigan teniendo vida.
Si queréis Estar en Babia… ¡ya sabéis donde está! Naturaleza, Historia, Cultura, Gastronomía… bienvenidos al paraíso.
Para más información podéis consultar el antiguo post «Recuerdos del Reino Astur-Leonés» 🙂