Literatura de Mujer. Astrid Lindgren. Una nueva mirada a Pippi Calzaslargas.

«Llegarían nuevas primaveras y veranos, y nuevos otoños e inviernos, pero ellos continuarían jugando»

Pippi en los mares del sur.

Recuerdo algo de la serie que veía de pequeña sobre Pippi Calzaslargas. En mi mente resurge una niña diferente: pelirroja, pecosa, con dos trenzas y un tanto rebelde porque tenía un mono y hacía un poco «lo que quería». Sé que me gustaba la serie y me resultaba curiosa la forma en que vivía aquella niña, con un mono en su hombro y su caballo blanco en una casa destartalada. Sin embargo, otro de los recuerdos que tengo no es tan agradable: como yo también soy pelirroja los niños del colegio se reían de mí llamándome «Pippi Calzaslargas». En aquellos momentos me avergonzaba y pensaba que debía ser muy rara. Ojalá en esos instantes hubiera sabido que era un gran cumplido su comparación.

De pequeña no leí los libros de Pippi, de hecho ni siquiera sabía que la serie se inspiraba en ellos. Pero hace unos días encontré en una de mis librerías favoritas los libros de Astrid Lindgren en una edición muy bonita de Kokinos. Sí es cierto que últimamente había leído que esta obra era tomada como uno de los referentes del feminismo y suponía a qué se debía, pero no imaginaba que fuera tan significativa hasta que comencé su lectura. Para mí, esta nueva lectura de Pippi ha sido una revelación y una liberación a la vez.

Astrid Lindgren nació en una granja de Suecia en 1907 donde tuvo una infancia maravillosa. Su carrera como escritora comenzó en 1944. Las historias de Pippi Calzaslargas surgieron a petición de su hija, que en ese momento estaba enferma y pidió a su madre que le contara un cuento. Cuando se decidió a escribirlo a máquina para regalárselo a su hija y publicarlo, recibió una rotunda negativa por parte de la editorial, pues veían su obra como una mala influencia para los niños. Sin embargo, ganó un concurso literario que le permitió publicar y difundir su libro.

Astrid fue una mujer valiente involucrada en la lucha por los derechos de los niños, la igualdad de los seres humanos y el respeto por la naturaleza. Ganó multitud de premios e incluso se pidió su candidatura para el premio Nobel.

https://www.astridlindgren.com/en

Al leer su obra he visto reflejados todos sus valores, y es maravilloso. Con esta nueva mirada de Pippi Calzaslargas, con 33 años he descubierto a un personaje literario asombroso. No solo es la niña más fuerte del mundo, algo subversivo y contrario al tan habitual superhéroe masculino, sino que además defiende a los más vulnerables y en sus actos muestra los valores más humanos: la empatía, el altruismo y la lucha por conseguir un mundo mejor. Defensora a ultranza de la infancia, lucha por los derechos de las niñas y niños, para que sean queridos, respetados y tenidos en cuenta siempre. Para la pelirroja, pecosa y pirata más independiente y entusiasta de la literatura no hay distinción de género, solo personas, solamente niños y niñas que quieren ser libres tomándola como apoyo y ejemplo.

Pero no se queda ahí, sino que en muchas de sus historias, esta increíble niña nos muestra las diferencias e injusticias sociales, las deficiencias que hay en la enseñanza tradicional, donde prima el castigo y la competitividad, sin dejar lugar al juego como base del aprendizaje, negando a su vez toda libertad y creatividad. Es además, un símbolo del feminismo porque va contramarea solo con su existencia: una niña, independiente, pirata, fuerte, muy inteligente, valiente y cargada con sus valores por encima de todo. Dispuesta siempre a compartir y a luchar por la igualdad de los seres humanos, defensora a ultranza de los derechos de la infancia.

Pippi está segura de sí misma y no le preocupa lo más mínimo estar al margen de los convencionalismos sociales, de hecho, está orgullosa de ser única y «rara». La parte más dura que Astrid nos hace ver a través de su personaje, es cómo los adultos hemos olvidado lo realmente importante en la vida y cuánto nos hemos alejado de los niños que una vez fuimos.

Ojalá hubiera entendido a Pippi cuando era pequeña y hubiera sabido que cuando querían reírse de mi llamándome despectivamente «Pippi Calzaslargas» en realidad me estaban haciendo el mejor alago posible.

Debería ser una lectura de referencia en colegios e institutos. Yo lo tengo claro, de mayor quiero ser como Pippi.

«Quiero escribir para lectores que puedan hacer milagros. Los niños hacen milagros cuando leen. Por eso necesitan libros».

Astrid Lindgren

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