«Quién no se mueve no escucha el ruido de sus cadenas»
Rosa Luxemburg
En estos días se están ultimando los preparativos para el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y me gustaría hacer una pequeña mención a las mujeres sin las que ninguna revolución habría sido posible.
Desde todos los ámbitos de la vida siempre hay, y ha habido, mujeres luchando por un mundo mejor sin dejarse amedrentar por el miedo o las dificultades que el patriarcado les ha impuesto, desde la participación con la izquierda más revolucionaria hasta la resistencia en el hogar. Sin las mujeres ningún cambio sería posible, pues somos parte de la sociedad aunque quieran silenciarnos.
Desde el inicio de la existencia de la humanidad siempre ha habido mujeres en la lucha, sin embargo en esta ocasión me voy a centrar exclusivamente en los siglos XIX y XX .
Con el impulso de las revoluciones sociales iniciadas en el siglo XVIII y el auge del movimiento obrero, ya en la centuria consecutiva comenzaba a instalarse la conciencia proletaria. Desde ideologías como la anarquista comenzaron a surgir voces femeninas como la de Emma Goldman en defensa de los derechos de las mujeres como parte de las reivindicaciones libertarias.

Fotografía: laizquierdadiario.com
Inmersas en el socialismo, mujeres como Elizabeth Gurley Flynn, activista y trabajadora del sector textil, o Rose Schneiderman, organizaron las primeras huelgas en EEUU, organizando a obreras de las que a penas recordamos sus nombres, pero si su lucha. Hasta nuestros días ha llegado su lema, «Bread and Roses«y el discurso que dio Rose a raíz de la muerte de 146 de estas trabajadoras en el incendio de una factoría («lo que quieren las mujeres trabajadoras es el derecho a vivir, no simplemente a existir…«).
En Europa, de la mano del pensamiento libertario, el grupo Mujeres Libres ha sido un referente mundial en la reivindicación de los derechos igualitarios visibilizando la discriminación de las mujeres. Mediante la lucha activa, mujeres valientes como Amparo Poch o Lucía Sánchez Saornil avanzaron con sus valores en el marco de la Guerra Civil española por el reconocimiento y la unión de las obreras.
Además, otras muchas mujeres combatieron en el frente contra el fascismo, milicianas. Rosario «la dinamitera», «Maricuela» o los batallones del Quinto Regimiento dirigidos por Dolores Ibárruri «Pasionaria», son algunos ejemplos. Cargadas con su fusil y sus ideales de Libertad, en un mundo hecho por hombres y para hombres, supieron enfrentarse al miedo o la desigualdad. Otras mujeres de renombre como Federica Montseny las acompañaron en sus reivindicaciones desde organizaciones como CNT y FAI.

Fotografía: eldiario.es
Incluso en el escenario de la Segunda Guerra Mundial, muchas prisioneras y deportadas a campos de concentración nazis boicotearon, desde sus puestos como trabajadoras forzadas, la industria que abastecía al nazismo. Ardua labor recuperar sus nombres para la memoria, republicanas como Neus Catalá, o a penas motes como la española a la que sus compañeras del campo de concentración Ravensbrück llamaban Frasquita, «la gitana«.
Pero no solo en Europa se sufrieron las atrocidades de esta guerra, en Asia y más concretamente en Japón, las que más sufrieron las consecuencias del trato denigrante fueron las «mujeres de consuelo». Utilizadas como meros objetos para el uso de los soldados, olvidaron que eran seres humanos para tratarlas peor que al mayor de sus enemigos masculinos. Algunas supervivientes han tenido la valentía de contarlo y enfrentarse a las instituciones de su país para que sean reconocidos los crímenes cometidos contra ellas por el mero hecho de ser mujeres.
Eve Ensler lo expresa muy bien en uno de sus monólogos: «Lo que nos obligaron a hacer: cambiarnos el nombre, llevar vestidos de una pieza con un botón que se abriera con facilidad, cincuenta soldados japoneses al día, a veces era un barco lleno de ellos…».
Por otro lado, el continente africano ha sufrido la colonización y el imperialismo hasta nuestros días. En Sudáfrica el apartheid postergó a la mayoría de la población en beneficio de unos pocos, y sus consecuencias aún se perciben hoy en día. Las mujeres sudafricanas celebran el día de la Mujer el 9 de agosto en memoria de la gran protesta que llevaron a cabo sus antecesoras en 1956 bajo el eslogan «habéis tocado a una mujer, os habéis estrellado contra una roca«.
En América Latina los pueblos indígenas son los más activos en defensa del medio ambiente, el respeto a la naturaleza así como sus costumbres o la igualdad de género. Gran parte de estos movimientos de resistencia están formados por mujeres en países como Colombia, México, Honduras o Guatemala. Nombres como Berta Cáceres o Rigoberta Menchú son referentes mundiales.
Algunas mujeres lucharon con armas o hacían boicot desde sus posiciones, a través de la palabra o la educación varias pudieron enseñar y acompañar a otras , muchas ofrecían resistencia desde sus hogares, en sus pueblos, aldeas o barrios. Cada una luchaba con los medios que tenía pero todas ellas merecen un reconocimiento especial por ser partícipes de la revolución social implícita en el movimiento feminista, todas, aunque desconozcamos sus nombres, fueron guerreras y a ellas les debemos parte de nuestras libertades y la conciencia de seguir en la lucha.
LA REVOLUCIÓN SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ