No me busques en los montes
por altos que sean,
ni me busques en la mar
por grande que te parezca.
Búscame aquí, en esta tierra
llana, con puente y pinar,
con almena y agua lenta,
donde se escucha volar
aunque el sonido se pierda.
Francisco Pino
A lo largo del siglo XX se construyeron la mayor parte de los embalses españoles, entre las décadas de 1920 y 1990 aproximadamente. Son obras de ingeniería civil con el objetivo de almacenar agua procedente de ríos y arroyos controlando su caudal, bien sea para uso agrícola vinculado al regadío o aprovechando sus saltos de agua para producir energía eléctrica. Aunque en muchas ocasiones no han cumplido su misión pese a estar justificados ad hoc.
La mayoría, construidos de manera artificial, anegaron con sus aguas centenares de pueblos -con sus valles y zonas fértiles- de todo el país . Los habitantes de estos núcleos rurales destruidos fueron trasladados forzosamente, algunos fueron a municipios o ciudades cercanas y para otros se construyeron pueblos ex nihilo.
Tras ser expulsados de la tierra que los vio nacer y a la que se sentían vinculados, la mayor parte de los antiguos pobladores viajaron a pie, en carros cargados con sus pertenencias más importantes y algo de ganado, o en tren los que tuvieron opción. En ocasiones su nuevo hogar estaba en una provincia desconocida, a veces lejana, que nada tenía que ver en cuanto paisaje y modo de explotación de la tierra a la de su procedencia, por lo que muchos tuvieron que aprender a orientarse y trabajar en los nuevos espacios.

Éxodo de Oliegos. Fotografía: diariodeleon.es
En Castilla y León hay más de una veintena de embalses, la mayor parte de ellos construidos de este modo y cuyas aguas han anegado más de un centenar de pueblos. Llaman especialmente la atención las provincias de Zamora y León.
En la provincia de Valladolid actualmente hay dos pueblos llamados «de colonos o poblados de colonización agraria«, es decir, creados para albergar a los habitantes desplazados de sus lugares de origen por haber sido destruidos para la construcción de embalses: Foncastín y San Bernardo.
FONCASTÍN:
Pequeño núcleo rural perteneciente al municipio vallisoletano de Rueda. Se creó hacia 1950 para albergar a los cepedanos del pueblo de Oliegos , anegado en 1945 por las aguas del embalse de Villameca.

Ruinas de Oliegos en el ambalse de Villameca. Fotografía: historicacultura
La construcción de las viviendas duró unos seis años y durante ese tiempo tuvieron que ocupar las corralizas del marqués, puesto que está situado en las tierras (también llamadas coto) del Marqués de la Conquista. El terreno lo comprarían los nuevos moradores utilizando todos sus ahorros y el importe de las expropiaciones aconsejados por personalidades de la época. Además, fue uno de los primeros poblados de colonización agraria.
La nueva ubicación poco o nada tenía que ver sus paisajes, casas o cultivos. Todavía hoy se le denomina Foncastín de Oliegos y los habitantes se encargan de que no se pierda la memoria de su pueblo de origen, con visitas, homenajes y versos.

Oliegos. Fotografía: lanuevacronica.es
Cuajado en la luz, hirviendo, después de mucha tierra deshabitada de pájaros, surge un pueblo.
Antonio Gamoneda
Foncastín. Fotografías: historicacultura.com. Oliegos. Fotografía: diariodeleon.es
SAN BERNARDO:
Pequeño núcleo rural perteneciente a Valbuena de Duero (Valladolid). Fue también un poblado de colonización para albergar en él a algunos habitantes del municipio guadalajareño de Santa María de Poyos, anegado por en embalse de Buendía. En este caso, los pobladores se desplazarían por distintas localidades a la espera de las «indemnizaciones» pertinentes.
También sus valientes habitantes consiguieron salir adelante pese al desarraigo forzado, cultivando huertas favorecidas por la ribera del Duero y adaptándose a sus nuevos hogares.

Embalse de Buendia. Fotografía: encastillalamancha.es
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