Cuando comencé con la investigación en Memoria Histórica sentí una ilusión indescriptible porque me di cuenta de que podía devolver la dignidad a aquellas personas a las que les fue arrebatada.
Los primeros días, cuando intentaba buscar a la familia de Bernabé para que se pudieran trasladar sus restos al que había sido su pueblo, no imaginaba que fuera a indagar en el pasado de mi propia familia. Ahora no sé por qué no lo hice antes.
Trabajar a contracorriente es muy difícil pero también fuerza a uno a ser más persistente y a no rendirse, pues la memoria no es algo que deba dejarse en el cajón de proyectos inacabados. Digo a contracorriente porque la legislación vigente en este país no permite, es más, dificulta, la investigación histórica referente a la Guerra Civil y el Franquismo. La documentación que ha sobrevivido a esta etapa se almacena en unos archivos escasos de personal que no dan abasto para estudiarlos y atender las peticiones de los usuarios.

Ruinas del antiguo pueblo de Lagüelles (León). Fotografía: Historicacultura
Hacer este tipo de trabajo también supone chocar frontalmente con unas ideas premeditadamente innatas a la mayoría de la población, que resentida por el miedo pasado y presente, prefiere el olvido y el silencio. La Historia sin Memoria queda incompleta y supone un trabajo de titanes conseguir la colaboración de familiares o vecinos. Una puede indagar en los documentos, pero sin colaboración no puede conocer a la persona que fue. No puedo devolver la Memoria si se fuerza al olvido.
Pero no todo está perdido, y ahí reside el valor principal de aquellos que dedican su tiempo al pasado, a un pasado que es presente porque pide justicia. Hay esperanza en cada consulta hecha a un Archivo en el que responden con amabilidad y empatía, en instituciones como el servicio que ofrece el Gobierno Vasco “Paz y convivencia. Memoria Histórica”, o en cada publicación que realizan los historiadores sabiendo que su campo de trabajo todavía está aflorando y que muchas veces es rechazado por aquellos a los que va dirigido, los ciudadanos.
Ya no hay vuelta atrás, solo queda mirar al futuro y luchar por la memoria de aquellos que lo hicieron antes que nosotros.
Cuando la Libertad es el mejor regalo solo se puede escribir con mayúsculas.