La N122 es una carretera que comunica Aragón, Castilla y León y Portugal. Su recorrido sigue la linea del Duero, de ahí que la autovía paralela que hay construida en algunos tramos se denomine Autovía del Duero. Esta carretera comunica Soria con Zaragoza y Valladolid sin tener una vía alternativa por la que circular… ¡ay amigos/as, es Soria! y Soria no tiene autovías (esas carreteras que hacen que la circulación sea más segura, no solo más rápida), salvo un tramo que enlaza con Madrid (y es reciente).
Si, estamos en el siglo XXI, o eso dicen, pero en España hay provincias que no solo son desconocidas sino que están olvidadas. El olvido ha sido impuesto en la provincia soriana por las administraciones (autonómicas y estatales) al negarle infraestructuras básicas que permitan a esta región comunicarse con el resto de territorios españoles.
Hay quién justifica que en Soria no haya autovías porque tiene poca población… y ¡menos que va a tener si la siguen ahogando!. Si, somos pocos ¿y qué? ¿A caso no somos ciudadanos españoles como el resto? ¿A caso no pagamos impuestos para que a penas haya variado su situación desde los años 70? ¿No tenemos derecho a la seguridad? ¿No podemos exportar nuestro Patrimonio y riqueza porque nadie se atreve a circular por nuestras vías de acceso?
Son las doce de la noche y acabamos de llegar a casa tras haber sufrido un percance en la carretera N122. Por suerte, todo ha ido bien. Nada grave.
Unos 30 km más adelante simultáneamente había un accidente en el que se vieron involucrados seis coches por el salto a la carretera y atropello de un jabalí. Esta vez el asunto era más grave (y demasiado común..).
¡Vaya! una carretera nacional, con operación salida, circulación de camiones, que comunica tres capitales de provincia… ¿no se podía haber evitado? Creo que todos los sorianos/as tenemos derecho a volver a casa, la que nos obligaron a abandonar por la ausencia de un futuro robado, sin jugarnos la vida.
Creo que tenemos derecho a dar a conocer una provincia maravillosa sin que amigos, familiares o turistas tengan pánico de circular por nuestras carreteras, o que muchos decidan ni intentarlo. Claro, no merece la pena jugarse la vida atravesando unas vías tercermundistas de una provincia olvidada.
Tengo que dar las gracias a todas las personas que se vieron involucradas en el percance por ser tan buenas, y a aquellos que nos ayudaron a volver a casa; el trayecto en taxi también demostró que la vida es maravillosa por las personas que te encuentras en ella.
No daré las gracias a la Junta de Castilla y León o al ministerio de Fomento, ni a ningún otro… no daré las gracias nunca a la administración de un país que no solo olvida un territorio, sino que, aún peor, olvida a las personas.
Quizá mucha gente no se sienta identificada con estos sentimientos (ya no se lleva el espíritu critico ni la empatía), aún así lucharé por los derechos básicos, que deben ser iguales para todos los españoles, no más para unos que para otros. Derechos como la convivencia que a los sorianos nos niegan por impedirnos un acceso seguro a través de las infraestructuras de comunicación. O derechos como la difusión de nuestra cultura, o ver reinvertidos en la provincia todos los esfuerzos fiscales para el general del Estado.
Soria está sumida en el olvido, y de ahí es muy difícil salir. Somos seres humanos y como tal tenemos los mismos derechos. Me gusta ir a mi casa, ver a mis amigos/as, disfrutar del Patrimonio y la naturaleza, pasear o disfrutar de lo mejor que te da la vida, las personas. Creo que tengo derecho a volver a casa sin jugarme la vida en una carretera que ya no es del siglo XXI ni de la España que otros conocen.
Y tú ¿Conoces Soria? no la dejes morir.

Ermita de San Saturio, Soria. Fotografía Historicacultura.com
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